Nueva York se aficiona cada vez más a la arquitectura sostenible
La arquitectura sostenible, que busca la eficiencia energética y un menor impacto medioambiental, gana adeptos en Nueva York, donde crece el interés por las técnicas biónicas que parten de la naturaleza para levantar nuevos edificios.
Al tiempo que la crisis económica ha ralentizado la construcción en la Gran Manzana y ha aumentado la preocupación acerca de la factura energética de las nuevas construcciones, las autoridades locales buscan a diario nuevas maneras para conseguir «edificios verdes» que hagan más habitable la ciudad de los rascacielos.
Así lo confirma la nueva legislación municipal que anima a levantar espacios que sean más eficientes y menos contaminantes, como el nuevo rascacielos de Bank of América -el más ecológico de la ciudad-, y que incluso ha hecho que un edificio antiguo como el Empire State haya otorgado esta misma semana un contrato para renovar sus 6.514 ventanas y regular su consumo energético.
La reforma del emblemático edificio conseguirá, según explicó la firma encargada de la obra, Serious Materials, una reducción del consumo de energía de un 38 por ciento, ahorrará 4,4 millones de dólares en costes energéticos y 105.000 toneladas de dióxido de carbono en los próximos quince años.
«En Estados Unidos han empezado más tarde y ahora hay un interés altísimo por conseguir una ciudad sostenible», dijo hoy a Efe en Nueva York la arquitecta española Rosa Cervera, quien, junto a su marido, Javier Pioz, promueve la llamada arquitectura biónica, un modelo de construcción basado en las pautas que ofrece la propia naturaleza.
Opta así por diseños adaptados al lugar donde se edifican y que «aprenden» de la biología, de la naturaleza, porque se basan, por ejemplo, en los mecanismos de las plantas del desierto para recoger energía o los plantas como los nenúfares, que utilizar la luz del sol, el agua de lluvia y el aire para crear y conservar energía.
En su visita a Nueva York, Cervera, quien participa hoy en una conferencia sobre arquitectura responsable en la Universidad de Columbia, se reunió, junto a Pioz, con las autoridades locales para hablarles de las ideas sostenibles que su firma ofrecer a la Gran Manzana para ayudarla, como dicen, «a reciclarse».
«Es un campo que en Estados Unidos y Nueva York no está desarrollado en profundidad y esperamos aportar nuestra experiencia para conseguir una gran ciudad eficiente, con menor consumo, porque lo novedoso es que ahora la propia ciudad se puede utilizar como productora de energía», explicó la arquitecta.
Cervera y Pioz, que cuentan con estudios en Madrid, China, India, Argentina y Emiratos Árabes, desde donde fomentan un enfoque de la arquitectura partiendo de la biología, consiguieron, según dicen, que las autoridades neoyorquinas se mostraran «abiertas» a conocer en detalle las «ideas novedosas» que poseen para una gran ciudad.
«Les ha interesado muchísimo la idea de que la propia ciudad y sus edificios se conviertan en productores de energía y no sólo en consumidores», explicó a Efe Pioz, que aseguró que las autoridades quieren aprender cómo «aceptar la mayor densidad que existe pero con un menor consumo en un lugar que sea humanamente agradable».
La pareja, responsable del proyecto de la llamada Torre Biónica en Shangai -una inmensa torre de mil metros y con capacidad para cien mil personas- aseguró que «Nueva York es la ciudad de los rascacielos, que fueron muy exitosos en el siglo XX, pero que en el siglo XXI necesita encontrar un nuevo modelo de habitabilidad».
«Nos gustaría importar la idea de ciudad en vertical. Se acabó la idea de la caja de cristal. Hay que presentar la manera de conquistar el espacio vertical, que el espacio público esté a diferentes alturas», explica Cervera, que defiende «un ahorro en estructura y energía de climatización, y formas innovadoras».
Los arquitectos son conscientes de que en Manhattan hay poco espacio para crear un ciudad vertical como su Torre Biónica y el que había -la «zona cero»- ya tiene otro proyecto, pero aseguran que se pueden construir otros espacios con el mismo modelo que permita no gastar un ápice más de energía de la estrictamente necesaria, una energía que sería generada en el mismo edificio.
«No hay planeta para seguir extendiéndonos en horizontal. Se trata de un problema de capacidad, pero también de uno de autosuficiencia que no atente contra el medioambiente», explicó Cervera, quien detalló como sus diseños incluyen sistemas combinados que hacen que las torres generen energía pos sí solas».
Vía: Agencia EFE