El profesor Brent Constanz ha desarrollado un cemento que no sólo no emite dióxido de carbono durante su fabricación sino que incluso si la cementera se situara junto a una central eléctrica absorbería la mitad de las emisiones de la misma. La composición y el proceso de fabricación de dicho cemento son secretos pero se ha desvelado que uno de los factores más relevantes es la eliminación de las altas temperaturas que necesitaba en el proceso la piedra caliza.
En contra de lo que pudiera parecer, este cemento costaría menos que el cemento Portland: 100$ frente a los 110$ que cuesta la tonelada actualmente.
Como consecuencia de leer esta información en CleanTechnica he buscado en la web y he encontrado otra iniciativa que surgió hace un par de años referente también al cemento.
Se trata de un material capaz de eliminar la polución atmosférica una vez colocado en una construcción. Esta propiedad se basa en la adición de dióxido de titanio para conferirle propiedades fotocatalísticas al cemento. El cemento en cuestión, expuesto a la radiación solar se convierte, en un reactor fotocatalítico capaz de degradar contaminantes atmosféricos presentes en el aire. Según la empresa que ha desarrollado dicho cemento, Italcementi, los óxidos nitrosos son degradados hasta nitratos que acaban depositados en el suelo. Mediante este sistema la empresa asegura que podría eliminarse hasta el 50% de la presencia de óxidos de nitrógeno en el aire de la zona.
Esto que en un principio nos puede parecer ventajoso puede transformarse en un problema si se convierte en algo generalizado ya que la presencia elevada de nitratos en el terreno puede ser peligrosa para las aguas subterráneas y afectar a la vegetación y microorganismos presentes.
La empresa tuvo la oportunidad de probar su invento en la ciudad de Segrate, donde asfaltaron una calle con este producto, con el resultado de que el óxido nitroso presente en el aire de dicha calle disminuyó en un 60%.