Montreal, en Canadá, es hoy una ciudad orgullosa del arte urbano, porque en el paisaje de sus calles ha nacido una magnífica obra, tanto por su calidad como por sus dimensiones.
Y porque han conseguido transformar una triste pared de un edificio de 5 pisos en un motivo que sirva de epifanía para los ciudadanos, para que miren hacía arriba y puedan descubrir la pintura de enormes dimensiones que un colectivo de artistas ha realizado a petición del ayuntamiento de la ciudad canadiense.
No suelen las municipalidades ser cómplices de los grafiteros, pero en Montreal han decidido ponerse del lado de los artistas urbanos para financiar este proyecto.
Y el resultado ha sido tan espectacular como la imagen de “Nuestra señora de Gracia”, una obra art nouveau basada en las pinturas del pintor checo Alphonse Mucha, pero pasada por un tamiz urbano delicioso que ha despertado alabanzas entre los ciudadanos por su belleza.
La obra ha sido realizada por el colectivo A’shop, una asociación de artistas de gestión colectiva con más de 25 años de experiencia, que combina el graffiti con el arte y con las estética urbanas. Han utilizado 500 latas de pintura en aerosol – en más de 50 diferentes los colores – durante 16 días consecutivos de trabajo.