El proyecto consistía en la remodelación de una vivienda unifamiliar de planta baja, añadiéndole un nuevo volumen que integrase y relacionase de una forma más coherente el interior con el jardín trasero. Además gracias a la inclusión de grandes espacios comunicados con el exterior se mejoró la ventilación, la iluminación natural así como las vistas sobre el paisaje.
El tejido urbano circundante se caracteriza por viviendas de una planta y apartamentos que como máximo alcanzan las cuatro alturas.
La diferencia de altura de los techos de la nueva construcción con respecto a la antigua ha posibilitado crear un interesante juego de volúmenes en el interior. El nuevo interior se caracteriza por grandes espacios iluminados indirectamente a través de vanos situados en la intersección del techo y las paredes, lo que garantiza una total intimidad sin renunciar a la iluminación natural. Los colores elegidos tanto para las estancias como para el mobiliario es una combinación de negro y blanco. El jardín trasero se ha creado de cero. Una puerta corredera, de cristal, permite expandir el interior hacia el interior, manteniendo el espacio continuo y coherente.
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