Carta de un chico a su novia:
Querida Lola:
No soy capaz de esperar a tu vuelta para decírtelo.
Nos han concedido una VIVIENDA DE PROTECCION OFICIAL de 30 m².
Nos casamos, Lola ¡nos casamos!
Te confieso que no es el piso en sí lo que me tiene loco, sino el pensar en compartirlo contigo.
He conseguido un plano y aquí me tienes, regla en mano haciendo cálculos.
Mi madre dice que es pequeño. Ya sabes cómo son las mujeres de antes, y ella tiene hasta máquina de coser. Sé que espacio no nos va a sobrar, pero con ideas tampoco nos faltará.
No compraremos la cama de Ikea de 1,80.
Por más que mido no cabe, pero pensándolo bien, la de 1,05 es más íntima.
Sé que a la larga una super-cama de 1,80 nos distanciaría.
Tampoco el piano. Tu hermano me lo ha medido y nos faltan 18 centímetros, pero en cambio en ese espacio encaja ideal el ordenador.
Claro que sin piano no puedes dar las clases y ya contábamos con ellas para vivir, pero he pensado que puedes seguir dándolas en casa de tus padres.
Seguro que ellos encantados de poder verte cada día.
Por cierto, tampoco encuentro lugar para todo ese tocho de temario de tus oposiciones, porque aunque había pensado que podías estudiar en la mesa del comedor, no puede ser. He elegido una abatible para que nos quepa el sofá, y si dejamos la mesa todo el día no podemos sentarnos, así que también tendrás que estudiar en tu casa. Será por poco tiempo, porque seguro que la oposición la sacas a la primera.
Yo dejaré en la mía los trastos de esquiar, las raquetas y los libros, porque aunque pensé en hacer un cajón bajo-cama que explicaron en Bricomanía, he desistido.