En multitud de ocasiones, se viene hablando de 2008 como del año que dio paso al ajuste inmobiliario que vivimos en la actualidad, tras varios ejercicios de un ciclo tremendamente expansivo caracterizado por una actividad desmesurada del sector de la vivienda. Ya el año 2007 marcó una cierta ralentización en los nuevos proyectos de promoción residencial, pero efectivamente hoy nos llegan los datos respecto del número de viviendas iniciadas a lo largo del pasado ejercicio de 2008, un 41,5 por ciento menos que en 2007, es decir, un total de 360.044 unidades. Es obvio que el desplome de la demanda y el bloqueo del crédito son, en gran medida, responsables de este tremendo descenso en las viviendas que las empresas promotoras pudieron comenzar a construir. El número de viviendas iniciadas en 2008 no sujetas a régimen protegido fue reduciéndose paulatinamente conforme el año fue avanzando, para llegar a su mínimo nivel en el último trimestre.
Por su parte, si pudo registrarse una cierta subida en el volumen de Viviendas de Protección Oficial (VPO) comenzadas a construir durante 2008, ya que pudo registrarse un incremento del 8,5 por ciento respecto de los pisos y casas protegidas iniciadas en 2007, al aumentar desde las 83.859 viviendas hasta las 90.946 del pasado ejercicio.
En lo que respecta a las viviendas terminadas durante 2008, según los mismos datos facilitados por el Ministerio de la Vivienda, se finalizó la construcción de 633.228 unidades, un 2,1 por ciento por debajo de las finalizadas en 2007, tomando en consideración que en el momento en el que se pudo iniciar la construcción de estas promociones -unos dos años antes-, todavía no se hablaba de reducción de la demanda, ni de bloqueo del crédito, ni de crisis.
Los datos ponen en evidencia que el sector de la vivienda protegida sufre menos los efectos de la crisis, de la misma forma que también se vio menos afectado por el ciclo expansivo o boom inmobiliario. En definitiva, la Vivienda de Protección Oficial (VPO) puede decirse que es bastante más impermeable a los avatares del mercado, por la acción de las administraciones públicas y por el segmento reducido de la demanda a la que intenta atender.
En otro orden de cosas, y con el deseo de formular una interpretación menos fatalista de estos datos, podemos afirmar que las estadísticas que hacen referencia al sector residencial tardan un tiempo amplio en acusar el momento o las tendencias del mercado, en función de la propia metodología que se aplica para recabar los datos, y también por la naturaleza prolongada que presentan los ciclos de producción en lo que a promoción de viviendas se refiere. Desde que se ejecutan los primeros pasos para armar un proyecto, hasta que se venden, finalizan y entregan las viviendas, pasa mucho tiempo.