Los lofts están de moda y cada día más. Se trata de amplios espacios diáfanos en los que el número de paredes es mínimo, generalmente con mucha luminosidad y diseños minimalistas. El loft busca el máximo aprovechamiento del espacio. Resulta de la conversión de almacenes o fábricas en espacios habitables, o destinados al uso profesional. Normalmente están edificados en fincas antiguas, naves o plantas bajas. Han sido impulsados, en las grandes ciudades, por la transformación de zonas industriales en zonas residenciales.
Suelen ser espacios con techos altos, que superan los 3,5 metros de altura, amplios ventanales y, habitualmente, paredes de hormigón. Se caracterizan por tener pocos tabiques y por la escasez de cerramientos, sólo los esenciales para separar las estancias privadas (baños y en ocasiones dormitorios) del resto de la vivienda, que conforma una única y espaciosa zona. Suelen tener entre los 90 y los 300 metros cuadrados.
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Las paredes de los lofts no suelen presentar relieves ni elementos decorativos como papeles pintados, sino que son mayormente lisas y monocromáticas. Ocurre lo mismo con los techos, y en ocasiones éstos dejan ver la estructura que los sustenta.
Los lofts poseen todo lo necesario para vivir cómodamente pero para ello hay que entender la esencia del mismo, pues quizás para algunos resulten un poco fríos e inhabitables.
Vía: hogarismo