La milenaria tradición constructiva del ladrillo con cemento hoy se ve obligada a compartir escenario con un objeto que originalmente está hecho para transportar mercancías de un lugar a otro, sea por tierra o por mar. Se trata del contenedor de acero, unas cajas metálicas en las que caben tanto objetos pequeños como automóviles, y que tienen por medidas estandarizadas 2.44 metros de ancho, hasta 2.90 de alto y un largo que puede ir de los 2.50 a los 16.15 metros. Pero debido a que su vida útil por reglamentación internacional llega hasta los 20 años, estos cajones están siendo ahora reutilizados para vivienda en todo el mundo. En Ámsterdam, Holanda, hoy día existe un barrio completo hecho con este tipo de módulos perfectamente equipados con todos los servicios habitacionales. Son cerca de mil unidades que bajo el nombre de Keetwonen, albergan principalmente a estudiantes. España también tiene su versión, en la ciudad de Portugalete; y otros países como Estados Unidos o Chile no se quedan fuera de la lista.
México ha incursionado en esto tímidamente. Si bien en la colonia Santa Fe del Distrito Federal actualmente inicia a cobrar realidad un fraccionamiento con contenedores como sistema constructivo, en Guadalajara es el arquitecto Taufic Gashaan quien lo viene haciendo desde hace diez años, cuando levantó una casa de 500 metros cuadrados en El Cielo Country Club. “Si ahorita todavía le cuesta trabajo a la gente digerirlo, no quiero ni acordarme de lo que fue en aquel entonces”, dice sonriendo. Y es que esta semana Gashaan presentó un prototipo de casa, al cual le apuesta firmemente.
—Además de las utilidades ecológicas que representa una vivienda en contenedor reutilizado, ¿qué otras ventajas aporta?
—Pues también imponer una tendencia, es mi propuesta arquitectónica ya que estamos acostumbrados a sistemas que no han cambiado en mucho tiempo, se construye igual desde hace 400 años. La apertura comercial de México de unos años para acá ha servido para traer nuevas materias primas y que la gente las acepte, pero todavía hace cinco años el mercado no quería los prefabricados y los veías nada más en hotelería o en agencias de autos. El conocimiento de la materia prima te permite saber para qué te sirve el material y no tenemos ese conocimiento.
—¿Entonces por qué usar una estructura metálica para la vivienda habitacional?
—Porque el acero es el material más resistente y más flexible que conoce el hombre para construir. No existe otro.
—¿Es más resistente a qué?
—A todo, al cambio climático, al temblor, a todo. Los materiales muy rígidos se rompen. Entonces no tiene comparativo, ni de precio, sí es mucho más caro el acero que el ladrillo, pero el contenedor yo lo reciclo, entonces empieza a haber una balanza en los costos-beneficio. El contenedor reciclado no me cuesta lo que uno nuevo, una; y dos, el sistema constructivo: yo me tardo la mitad en construir que en un sistema normal y eso es muchísimo.
—Pero ¿eso está comprobado? ¿Es mejor que ladrillos y cal?
—Sí, son números. Yo termino una casa, saco el costeo y lo comparo con uno de sistema tradicional, peras con peras, y es de 30% abajo. Pero al ladrillo todavía le falta el cemento, el enjarre, la mano de obra, meterle instalaciones…
—Algunos de sus proyectos llevan terminados tradicionales, muros de ladrillo y baños con granito, además de las instalaciones.
—Sí, pero tiene mucho que ver el tiempo. Si yo me tardo menos, pago menos mano de obra.
—Los espacios, ¿quedan sujetos a la forma del contenedor?
—No porque son manipulables, es un lego y lo haces igual que con ladrillos. Y cuando los empiezas a manipular, puedes usar toda tu creatividad y toda tu imaginación para moverlos y cambiarlos, no tiene que ser de una forma en específico. Normalmente dentro de los contenedores hay una cantidad infinita de propuestas de espacios y de diseño, porque además otra de las cosas que yo siempre he querido es hacer algo diferente que los demás, nunca me ha gustado ser del común denominador.
—Así las cosas ¿las medidas tampoco están estandarizadas?
—No. Yo he hecho casas, restaurantes, bares, un hotel y un sinnúmero de proyectos completamente diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver. Además, en Guadalajara ahora se va a empezar a construir un departamento promedio para un segmento medio de 59 a 65 metros cuadrados, son microespacios por los que vas a tener que pagar 20 mil pesos por metro y eso es irónico, por eso el contenedor en mi opinión tendrá mucho mercado. ¡Y es abundante! En todo el mundo hay y en todos lados hay infraestructura para moverlos. O sea, en donde quiera puedes comprar uno.
—¿Cómo modulas el clima?
—Lo aíslo. Existen cientos de sistemas constructivos, huecos, con textura, flotantes, cada quien debe identificarse con el sistema que más le guste y adoptarlo. Yo adopté los contenedores porque en mi opinión puede ser un gran negocio y me va a distinguir del denominador de la arquitectura. Soy el que más videos tiene de este segmento y nadie tiene el resultado final que yo tengo.
—Eso está muy bien pero ¿cómo aíslas frío y calor en la manera en la que el ladrillo lo hace?
—Sistemas aislantes hay muchísimos. ¿Cómo aíslas un contenedor de fresa o uno de pescado? Con poliuretano y de esos hay miles: hielo seco, fibras, muchos disponibles para todo el mundo. Entonces en este prototipo metí hielo seco y fibras de vidrio.
—Pero entonces ¿dónde está la optimización de recursos?
—Vivimos en un país aspiracional, todo mundo quiere su casa propia y con esto lo pueden lograr porque una vivienda pequeña no requiere cimentación, con unos pilotitos y ya, y llegas y pones el contenedor, por fuera le puedes dejar la apariencia como está y le puedes hacer unos muros de plantas naturales y por dentro un aislante y a montar tu cama, una cocineta y salita.
—Pero ¿te cueces en mayo y te congelas en enero?
—No.
—¿Qué hay de la oxidación?
—Nada, darle un mantenimiento normal como el de un cancel. Se oxida tantito, pues le raspas y le pintas, igual que un muro.
—¿No es mucho lío todo esto?
—No. Es como un Lego. Además la estructura de una casa, teniendo contenedores, la hago en una semana. Llega el contenedor y dependiendo el tipo de construcción, si ya tengo la cimentación, hago la casa así (truena sus dedos).
—En resumidas cuentas ¿por qué es mejor una casa en contenedor que una bonita finca de adobe?
—Por cinco razones: una, reciclaje arquitectónico; dos, tiempo constructivo; tres, costo; cuatro, innovación; cinco, cualidades estructurales. Y si con eso no me la compran, les salgo debiendo.
EL DATO
Otra visión
Desde residencias de lujo hasta vivienda de bajo presupuesto, ambos esquemas caben en el sistema constructivo que promueve Taufic Gashaan, este arquitecto de 38 años de edad, egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara, quien además asegura que el costo económico se reduce hasta en un 30%. Con ello, las posibilidades de unos aumentan pero sobre todo, el panorama constructivo en general se ve enriquecido por esta vertiente de contenedores habitacionales, propios de la globalización actual que vivimos.
Vía: informador