Tenemos por una parte un iPOD de 38,50 euros y por otra una vivienda de 385.000 euros.
El precio es 10.000 veces superior en un producto que en otro, pero cuando nos informamos de las características de ambos, la información suministrada por el aparato de 4 cm supera con creces a la de la vivienda de 100 m2.
Si comparamos la ficha de los dos, comprobamos que las características técnicas del iPOD vienen bien detalladas, y las de la vivienda apenas nos dan una visión genérica de lo que podemos encontarnos.
Es cierto que la ficha de ese iPOD vale para otros modelos iguales, pero el importe que supone la compra de la vivienda, junto con su plusvalía o comisión por intermediación, bien merece un esfuerzo por parte del vendedor o agente.
En el caso de obra nueva, se suele anunciar un edificio o una urbanización, cuyas viviendas tienen características comunes, por lo que podríamos equipararlo con la presentación de un producto genérico (reproductores mp3) pero la información ofrecida, incluso la común, suele ser bastante limitada.
Además, si anunciar la propiedad en un soporte publicitario cuesta dinero, para rentabilizarlo, ¿porqué no invertimos un poco más de tiempo y/o dinero en presentarlo lo mejor posible?