En los últimos años ha proliferado la transformación de locales comerciales en viviendas. Cada vez es más frecuente vivir en una antigua librería, una tienda de ultramarinos o en lo que antes fue una oficina. Las fábricas también han experimentado cambios y se han convertido en amplios espacios residenciales. Adquirir un local de estas características puede ser muy ventajoso, pero hay que tener cuidado y observar que todo está en regla y conforme a la normativa urbanística de la localidad porque no todos los locales, aunque cumplan los requisitos de habitabilidad, pueden transformarse en viviendas.
Con el encarecimiento de los pisos y el metro cuadrado a precio de oro, muchos españoles han optado por adquirir locales para convertirlos en su hogar. Una de las opciones que se han planteado los propietarios de estos bajos ha sido transferirlos a inmobiliarias para transformarlos en residencias; otra, reformarlos ellos mismos para poder venderlos a un precio algo mayor.
Tendencia generalizada
Lo que comenzó siendo un hecho aislado en algunos barrios madrileños o barceloneses se ha convertido en una tendencia generalizada en toda España. No es extraño encontrar, en cualquier localidad, anuncios en los que se venden antiguos locales rehabilitados transformados en vivienda . Pero no todos son legales porque muchos de ellos carecen de algo tan básico y necesario como es la cédula de habitabilidad. Todas las viviendas han de contar con este certificado con el que se controla que los inmuebles cumplen las condiciones de higiene y salubridad exigidas por la normativa. Acredita, además, la habitabilidad y la solidez del edificio. Sin esta autorización, expedida por el Ayuntamiento, no se puede contratar el alta en servicios como la electricidad, el gas o el agua.
Las viviendas de obra nueva o de rehabilitación global han de tener vigente la cédula de habitabilidad que también es necesaria para alquilar o vender un piso. Los bancos y cajas de ahorro pueden solicitar este documento para conceder una hipoteca. Normalmente, para obtener la cédula de habitabilidad, un arquitecto ha de inspeccionar previamente la vivienda y expedir el certificado. Posteriormente, el propietario ha de entregarlo al departamento correspondiente de la Administración y pagar las tasas establecidas.