Muchos de vosotros habréis comprobado como, cuando llevasteis a cabo el proceso de compra de vuestro coche, el comercial insistía en que lo probaseis. Quería que lo tuvieseis en vuestras manos, que lo probaseis, que lo sintieseis. Se que hay excepciones, que en años de boom siempre existe el típico comercial que pretende que lo compres por catalogo sin verlo, pero no es normal ni lo recomendable. Una de las primeras enseñanzas de un comercial insiste precisamente en acercar el producto al potencial comprador. Aunque no vaya a ser su usuario final.
Pues bien, me gustaría recomendaros esta práctica a la hora de llevar a cabo una venta. Pensad en como podéis hacer que el cliente sienta, se aproxime, toque el producto, evitando así el tenerlo en su mente como un valor abstracto asociado a unos costes/beneficios. Aprovechad el marketing de sensaciones. Alguno pensará que para su producto es difícil. Seguramente. O seguramente no, y no hay más que ver como se desarrolla en el mercado inmobiliario.
Loft in Spain, una inmobiliaria especializada en el concepto loft ha hecho una puesta innovadora: ha transformado su piso piloto (o showroom, como lo que queráis llamar) en un lugar donde celebrar un catering, a través del programa Food in Lofts. Se trata de una propuesta rompedora, que puede llegar a generar un tráfico de gente que inicialmente no estaba interesada en una adquisición inmobiliaria, pero que responde a un publico objetivo muy interesante para el tipo de calidades que manejan. Estos comensales/potenciales compradores asociaran una agradable, con glamour, a la inmobiliaria y su producto. Finalmente, a aquellos que están interesados en el producto, se les acaba informando del mismo.