Luz natural y espacios ventilados ayudan a evitar el Síndrome. Imagen de Miserma.
Aunque cueste creerlo, un edificio u oficina pueden producir dolores de cabeza, náuseas, vómitos, resfriados continuos, insomnio, fatigas y hasta alergias. Se trata una categoría catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como Síndrome del Edificio Enfermo. Veamos de qué se trata:
El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) implica una serie de enfermedades que se originan por la contaminación del aire en espacios cerrados como edificios u oficinas.
Las molestias que produce este síndrome (conjunto de síntomas) se relacionan directamente con la mala ventilación del espacio, la descompensación de temperaturas, los gases y vapores de origen químicos, partículas de suspensión, etc.
Los factores de facilitan la aparición de la enfermedad conocida como Síndrome del Edificio Enfermo están relacionados con el diseño del ambiente construido e incluye:
- Mala ventilación y/o calefacción.
- Polución del aire interior.
- Contaminación química y biológica.
- Acústica inadecuada.
- Un mal diseño de mobiliario y equipos electrónicos.
- Poca luz natural y mala iluminación interior.
Los ambientes cerrados contaminados pueden ser desde una vivienda o espacios laborales, donde a su vez se agrava la situación porque pueden presentarse situaciones de ausentismo y poca satisfacción en el ambiente de trabajo, afectando la productividad.
La OMS reconoce dos tipos de Síndrome del Edificio Enfermo: los que están “temporalmente enfermos” (edificios de nueva planta o de reciente remodelación, donde los síntomas desaparecen a los 6 meses aproximadamente) y los “edificios permanentemente enfermos” cuando los síntomas persisten pese a haberse tomado medidas para solucionar el problema.
Vía: habitissimo